111 Quotes by David Quammen

Moraleja: si eres una población próspera, que vive en altas concentraciones pero está expuesta a nuevas infecciones, es solo cuestión de tiempo hasta que llegue la próxima gran pandemia.

No nos equivoquemos: estos brotes de enfermedad que se suceden uno tras otro están relacionados entre sí. Y no solo nos ocurren; constituyen las consecuencias imprevistas de todo aquello que hacemos.

Es de suponer que, cuando llegue la próxima gran pandemia, es probable que se conforme a ese mismo y perverso patrón, el de la elevada inefectividad antes de los síntomas notables, que la ayudará a moverse entre ciudades y aeropuertos como un ángel de la muerte.

Un individuo humano puede elegir no consumir savia de palma, no comer carne de chimpancés, no montar las pocilgas a la sombra de los mangos, no limpiar la tráquea de los caballos con las manos desnudas, no tener sexo sin protección con prostitutas, no compartir aguja, no toser sin taparse la boca, no subirse con síntomas a un avión o no poner a las gallinas y a los patos en el mismo corral.

Later in conversation he corrected himself: It was in fact 1.1 million pigs. The difference might seem like just a rounding error, he told me, but if you ever had to kill an “extra” hundred thousand pigs and dispose of their bodies in bulldozed pits, you’d remember the difference as significant.

Let’s keep an eye on wild creatures. As we besiege them, as we corner them, as we exterminate them and eat them, we’re getting their diseases.

Vivimos en un planeta complicado, rico en organismos de una vasta variedad, incluyendo los virus, todos interactuando de forma oportunista, y aunque existen 7.000 millones de personas, el lugar no se ha hecho a nuestra conveniencia y para nuestro placer.

Cualquiera que defienda el diseño inteligente en lugar de la evolución debería pararse a pensar en por qué Dios habría dedicado tal parte de Su inteligencia a diseñar los parásitos de la malaria.

Desde luego, todo tiene un origen; y, dado que los seres humanos somos un primate relativamente nuevo, ha resultado lógico suponer que nuestras enfermedades infecciosas más antiguas han llegado a nosotros - transformadas, al menor ligeramente, por la evolución- procedentes de otros huéspedes animales.