1,646 Quotes by Virginia Woolf

Y se había hecho añicos su diversión, porque había sido medio ficticia, como él muy bien sabía; inventada, esta escapada con la muchacha; inventada, como uno se inventa la mejor parte de la vida, pensó -inventándose a sí mismo; inventándola a ella; inventando un divertimento exquisito, y algo más.

Ella era como un pájaro que se cobija en el hueco de una hoja delgada, un pájaro que parpadea al sol cuando la hoja se mueve; que se asusta por el crujido de una rama seca.

Era una de esas oscuras mujeres pequeñas como ratones que admiran a los hombres grandes. Era casi inexistente.

Hiciera lo que hiciera, siempre actuaba de la misma manera sensata y prosaica, sin el menor atisbo de imaginación, sin la menor chispa de brillantez, pero con la inexplicable bondad de los de su clase.

La guerra le había enseñado. Era sublime. Había pasado por todo el espectáculo: la amistad, la Guerra Europea, la muerte, se había ganado un ascenso, todavía no había cumplido los treinta y estaba destinado a sobrevivir.

La contraseña secreta que cada generación trasmite, disimuladamente, a la siguiente, es el aborrecimiento, el odio, la desesperación.

Así pues, no había excusa; no le pasaba nada en absoluto, salvo el pecado por el que la naturaleza humana lo había condenado a muerte: que no sentía.

Le importaban mucho más sus rosas que los armenios.

Procedía de la clase más despreciable de todas: de los ricos, con un barniz de cultura. Tenían cosas caras por todas partes: cuadros, alfombras, montones de criados.