Nuestro matrimonio no ha sido perfecto. Ningún matrimonio es perfecto. Hubo momentos en los que ella se dio por vencida con nosotros. Incluso hubo más ocasiones en las que yo me rendí. El secreto de nuestra longevidad es que nunca nos dimos por vencidos al mismo tiempo.

¿Porqué seguir luchando por alguien que ya no lucha por ti?

Algo tan perfecto nunca podría convertirse en arrepentimiento.

No quería que te enamoraras de mí por el destino. Quería que te enamoraras de mí simplemente porque no podías evitarlo.

Es la primera vez que lo miro y no me siento culpable por todo lo que no puedo darle, porque sé lo agradecido que está por todo lo que le puedo dar.

Me enamoré de ti y me comprometí contigo porque quería pasar el resto de mi vida contigo. Eso es todo lo que me importaba cuando dije mis votos. Pero estoy empezando a darme cuenta de que tal vez no te casaste conmigo por las mismas razones.

La confrontación conduce a la acción. La evasión conduce a la inacción.

Si pudiera evitar la conversación contigo para evitar que decidieras abrir la caja, lo haría. Pero ahí es donde nos equivocamos. Dejamos de hablar de las cosas que nunca debieron haber sido silenciadas.

Mucho ha cambiado entre nosotros en el tiempo desde que cerramos la caja en nuestra noche de bodas hasta ahora. Nuestras circunstancias cambiaron, Nuestros sueños cambiaron. Nuestras expectativas cambiaron. Pero lo más importante entre nosotros nunca cambió.