Quien te ama realmente te valora, no te usa, no te lastima y no te traiciona. Y antes incluso de amarte, te respeta. Te lo recuerdo por si acaso estás confusa.

Los que nos aman bien aprenden a estar en nuestros corazones sin hacernos daño jamás. Y este delicado cuidado por respetar lo que somos y lo que sentimos es el regalo más preciado que nadie nos pueda dar.

Nunca deberías llegar al punto de tener que preguntarte si te aman o no. Quien te ama sabe cómo hacerte feliz y puede acariciar tus miedos antes de que broten. Quien te ama no te hace dudar de su amor nunca.

Existen aquellos que aman las cosas después de perderlas. Y están los que aman las cosas que aman cada día para que no se vayan nunca.

Cuando uno ama a una persona la proteges contra el dolor, pero no te conviertes en su causa. Amar implica no hacer sufrir a quienes amamos.

Ama de tal manera que la otra persona sea libre de elegir a cualquiera en todo momento, pero te elija a ti una y otra vez y día tras día.

Un día te amarán con tal fuerza que volverán las ganas de vivir que ahora no tienes. Pero tienes que llegar hasta ese día, ¿comprendes?

Nunca deberías llegar al punto de tener que preguntarte si te aman o no. Los que te aman saben cómo hacerte feliz y demostrártelo.

¡Ama! ya sea a una persona, un ideal, una ciudad, una profesión, lo que sea; pero ama, porque esa es la única forma de sentirse plenamente vivo.