«Te quiero» es la droga de escape al terminar una relación

Y es verdad. Ese es el problema. Demasiadas cosas son verdad. Es verdad que quiero suavizarla con piropos y también es verdad que quiero mantener distancias. Es verdad que quiero gustarle y también es verdad que no quiero. La estúpida e infinita verdad hablando por su gran y estúpida boca. Es lo que hace que siga hablando como un estúpido.

No nos imagino diciéndonos estas cosas en voz alta. Pero, aunque no me imagino oyedo estas palabras, sí me imagino viviéndolas. No es que no las visualice. Estoy en ellas. Cómo me sentiría si estuviera aquí. Esa calma. Sería feliz, y me entristece que solo exista en palabras.

Cierro los ojos y escucho mi ipod, pero parece que lo ha progamado un cupido cabrón, porque todas las canciones me hace pensar en Isaac. Se ha convertido en la persona de la que hablan las canciones, y mientras una parte de mi piensa que seguramente se lo merece, otra parte me grita 'cálmate de una puta vez

Parecía un viejo cuadro, pero real —todo dolorosamente idílico a la luz de la mañana—.

amor mío, no puedo expresar lo mucho que te agradezco nuestro pequeño infinito. No lo cambiaría por el mundo entero. Me has dado una eternidad en esos días contados, y te doy las gracias.