La verdad no es amable. Lo descubrirás muy pronto cuando la vida te vapulee.

Es una de las cosas que tiene la vida. Todos buscamos un lugar seguro.

De haber vivido, ¿habría disfrutado de la vida, como la mayoría hacemos o intentamos hacer? Quizá; o tal vez habría albergado culpa y remordimiento por no haber sabido acoplar sus actos con sus argumentos.

La vida seguía su curso. Algún inglés dijo una vez que el matrimonio es una larga comida insulsa en que te sirven primero el postre. Me parece una frase excesivamente cínica.

Más adelante, en la vida, confías en descansar un poco, ¿no? Crees que te lo mereces. Yo sí, en todo caso. Pero entonces empiezas a comprender que a la vida no le incumbe recompensar el mérito.

A veces pienso que el sentido de la vida es menoscabarnos para que nos reconciliemos con su pérdida final, demostrando, por mucho tiempo que tarde, que la vida no es tan buena como la pintan.