Una pareja sabia no pretende que su cónyuge se acople a su vida, sino que se una, es decir, que participe en aquellas actividades que les son atractivas, pero que no estén todo el tiempo juntos pensando que eso es matrimonio. En muchos casos lo que se logra con esa actitud es asfixiar la relación.

Algunas parejas, especialmente las que tienen conflictos, suelen enfatizar los episodios negros que han tenido como parejas, olvidando que hubo algunos instantes muy buenos. Cuando sólo se enfatiza lo negativo tarde o temprano la pareja termina creyendo que nunca será posible recuperarse de lo que están viviendo, lo que en ningún caso ayuda a la recuperación de la pareja.

Los matrimonios más estableces son aquellos que han aprendido a vivir con el cambio y logrado aceptar que sus cónyuges son lo que son, en el proceso de ser distintos cada día. Adaptarse y aprender a convivir con alguien que ha cambiado desde el mismo momento en que nos casamos es señal de madurez emocional.

Lo masculino y lo femenino es una forma de la imagen de Dios, constituye una manifestación de la divinidad y aunque podamos descubrir aspectos característicos de su esencia, nunca nuestros descubrimientoslo agotan totalmente.

Nadie en su sano juicio emprendería un viaje por el océano sin hacer los preparativos y tomar los resguardos posibles para que todo salga bien y se llegue con tranquilidad a puerto. Lo extraño de todo esto es que muchos emprenden la empresa más difícil que existe, el matrimonio, pero sin tomar ningún recaudo para evitar encallar entre las rocas de la ignorancia.

Aprender de la experiencia ajena es sabio. Nos permite no equivocarnos en los mismos errores que otros. Le da a la pareja la oportunidad de iniciar su vínculo prevenidos en relación a lo que está bien y lo que no funciona.

Callar es la parte más importante de una conversación.

Los conflictos son inevitables. Sin embargo, la agresión si se puede evitar. Aprender a ser asertivo, es decir, comunicar sin ofender, agredir ni humillar es una necesidad enorme, especialmente entre aquellos que vieron modelos totalmente diferentes.

En muchos jóvenes se ha creado la idea de que si el matrimonio no resulta, entonces, es mejor terminarlo. Sin embargo, no se dan cuenta que iniciar una relación matrimonial con semejante expectativa es participar de un modo u otro en una profecía auto cumplida. Un pensamiento así hace que la pareja no se comprometa verdaderamente. Nadie alcanza el éxito huyendo.