Así que estaban los Kerner, llenos de odio, entrelazados en secreto por el espasmo sexual, y estaban mis padres, que se llamaba el uno al otro pero cuyo lecho campaba castamente en campo abierto. Abajo la casa un desastre, el marido estaba exiliado en el salón, a las posar una soñadora medio lunática; arriba todo estaba como una patena el marido en el centro de todo y la esposa, vehemente y obstinada.

-Vivian Gornick

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