73 Quotes About Superación

Ladrillo a ladrillo, estoy construyéndome una nueva vida, y me siento bien.

Se necesita un terreno árido para sembrar polvo de estrellas.

La frustración es el inicio del fin. Entre más aguda es la pesadilla más cercanos estamos a despertar. Entre más intensas son nuestras tormentas, mejores serán nuestros cielos. Me hubiera gustado saberlo antes. En los peores momentos, en los rincones más obscuros, hubiera reído históricamente al verla llegar: la frustración fue la fuerza silenciosa que provocó mis grietas más luminosas.

Significa que no hay marcas permanentes [...] Quizá se tarden vien años, o mil, pero ocurrirá. Porque no hay marcas definitivas. Existe el cero, y la eternidad, y la muerte, pero no existe nada definitivo.

Quizá Dios tenga que recordarnos con tremenda claridad que eso es exactamente lo que quería decirnos con esas palabras aparentemente tan simples del Sermón de la Montaña: «No estéis preocupados por vuestra vida: qué vais a comer; o por vuestro cuerpo: con qué os vais a vestir. Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se os añadirán».

La humildad significa eso: aprender a aceptar el desánimo e incluso la derrota como enviados por Dios; aprender a perseverar y seguir adelante con el corazón en paz y confiando en Dios, seguros de que lo que suceda merece la pena, por el mero hecho de que en nuestra vida está actuando la voluntad de Dios y nosotros procuramos aceptarla y seguirla.

Podemos rezar siempre si convertimos en oración cada acción, cada tarea y cada sufrimiento diarios porque antes se los hemos ofrecido y prometido a Dios. Tenemos que buscar soluciones dentro de la Iglesia, y no fuera de ella. No podemos separar sin más nuestra vida personal de la de Cristo ni del cuerpo del que Él es la cabeza movidos por un sentimiento personal de insatisfacción u ofensa.

¿Parece que has luchado toda la noche, o incluso toda tu vida? Tal vez has atravesado tiempos difíciles. Tu dolor ha sido expuesto; como Jacob, estás herido y sabes que nunca volverás a ser el mismo. Tal vez es el amanecer y estás a punto de soltarte. Es hora de decir una vez más: “No te dejaré ir a menos que me bendigas”.

Sobre la autocompasión del hermano mayor de la parábola del hijo pródigo: queremos la compasión y la simpatía de las personas más de lo que deseamos ser libres, más de lo que queremos avanzar y dejar atrás nuestras dificultades. Si dejamos de lado nuestra autocompasión, tenemos que enfrentar que somos responsables de nuestras propias vidas.